RESEÑA DE PEDRO DIEGO GIL LOPEZ "POR UN PAQUETE DE CELTAS"
Por un paquete de Celtas,
ganadora del X Premio Internacional Vivevdia-Villiers de relato.
Para mí esta obra es un documental narrativo
sobre lo que supone la violencia en la sociedad actual. Es muy difícil darle
forma narrativa a este tema y Juan lo consigue de maravilla aportando cantidad
de datos contra la violencia de género y el maltrato en el seno de la familia
de una forma clara y muy amena, componiendo historias muy entretenidas de leer.
Lograr una cosa así en la literatura es algo muy positivo y más que necesario
para comprender con mayor exactitud lo que ocurre, con el fin de ayudar a erradicar
esta lacra. Por eso hay que dar las gracias a estos escritores que se atreven a
tocar este tema tan importante para la sociedad. En los relatos que incluye el
libro, se comprueba que la vida nos puede deparar cualquier cosa en cualquier
momento, y un simple acto puede desencadenar una experiencia decisiva. Nos
adentra en las raíces del maltrato y la violencia de género, y en el infierno
que puede desencadenar, tanto para la mujer como para el hombre. Juan lo
consigue de una forma directa, con mucha fuerza emotiva, que hace de la lectura
un agradable recorrido por las vidas de los protagonistas, y además con una
prosa fluida que pronto hace que sea el lenguaje propio del lector. Saca a
relucir escenarios de la vida cotidiana que seguro que a todos nos son muy
familiares, remontándose a veces en el tiempo para recordarnos nuestra niñez.
(Por ejemplo: nos recuerda como hace años se vendía la leche cuando iba el
lechero de puerta en puerta, dándole vida a uno de los mejores personajes que
aparecen en la obra).
Juan, lo mismo se mete en la piel de los hombres que en la piel de las mujeres, de esposas y de esposos, de hijos y de padres, incluso de abuelos que se muestran entrañables, para relatar la vida de sus protagonistas desde la raíz de sus principios. El relato que da título al libro: Por un paquete de Celtas, es una excusa para largarse, para cambiar de vida, dejando a tras una convivencia imposible de aguantar. En total son quince relatos a cual mejor. Juan Gil Palao recrea en ellos esos infiernos domésticos donde se meten parejas aparentemente normales, y nos muestra el fuego, las brasas psicológicas que martirizan tanto al hombre como a la mujer. Muestra los desequilibrios mentales que llega a producir una mala educación, y recorre las cuantiosas aristas que tiene este tipo de violencia: los celos, la adicción a las drogas, la locura, el dominio conyugal, etc. Juan toca también el maltrato animal con mucho acierto, señalando la necesidad de proteger al mejor amigo del hombre. Incide en la violencia de todo tipo, mostrándonos esos individuos que la llevan implícita en su carácter. Incluso habla de aquella guerra cruel que asoló España, donde la violencia cobró su máxima y más bárbara expresión.
En el libro hay un alegato muy positivo y cariñoso a los abuelos y a todo el legado que de forma entrañable ceden a los nietos, con esa dulzura que los padres, por estar en otras cosas, no llegan a alcanzar.
La vida fue un soplo, es uno de los últimos relatos del libro, que habla de lo rápido que pasa la vida una vez que ya se ha llegado a una cierta edad; una percepción muy humana, que nos hace arrepentirnos de no haber disfrutado más de nuestra efímera existencia, de no haberla vivido de una forma más relajada y disfrutando con orgullo lo que teníamos, compartiéndolo con los seres queridos en busca de una mayor felicidad. Y por qué no, entre otras muchas cosas que deben agrandar nuestra existencia, también recordándonos a nosotros mismos que siempre debemos leer más; leer es también disfrutar de la vida, de la vida que nos relatan otros y que nos hace comprender otras realidades y otros mundos. Por eso recomiendo este libro, que nos hará disfrutar de una lectura agradable, a la vez que muy intensa.
Juan, lo mismo se mete en la piel de los hombres que en la piel de las mujeres, de esposas y de esposos, de hijos y de padres, incluso de abuelos que se muestran entrañables, para relatar la vida de sus protagonistas desde la raíz de sus principios. El relato que da título al libro: Por un paquete de Celtas, es una excusa para largarse, para cambiar de vida, dejando a tras una convivencia imposible de aguantar. En total son quince relatos a cual mejor. Juan Gil Palao recrea en ellos esos infiernos domésticos donde se meten parejas aparentemente normales, y nos muestra el fuego, las brasas psicológicas que martirizan tanto al hombre como a la mujer. Muestra los desequilibrios mentales que llega a producir una mala educación, y recorre las cuantiosas aristas que tiene este tipo de violencia: los celos, la adicción a las drogas, la locura, el dominio conyugal, etc. Juan toca también el maltrato animal con mucho acierto, señalando la necesidad de proteger al mejor amigo del hombre. Incide en la violencia de todo tipo, mostrándonos esos individuos que la llevan implícita en su carácter. Incluso habla de aquella guerra cruel que asoló España, donde la violencia cobró su máxima y más bárbara expresión.
En el libro hay un alegato muy positivo y cariñoso a los abuelos y a todo el legado que de forma entrañable ceden a los nietos, con esa dulzura que los padres, por estar en otras cosas, no llegan a alcanzar.
La vida fue un soplo, es uno de los últimos relatos del libro, que habla de lo rápido que pasa la vida una vez que ya se ha llegado a una cierta edad; una percepción muy humana, que nos hace arrepentirnos de no haber disfrutado más de nuestra efímera existencia, de no haberla vivido de una forma más relajada y disfrutando con orgullo lo que teníamos, compartiéndolo con los seres queridos en busca de una mayor felicidad. Y por qué no, entre otras muchas cosas que deben agrandar nuestra existencia, también recordándonos a nosotros mismos que siempre debemos leer más; leer es también disfrutar de la vida, de la vida que nos relatan otros y que nos hace comprender otras realidades y otros mundos. Por eso recomiendo este libro, que nos hará disfrutar de una lectura agradable, a la vez que muy intensa.
Pedro Diego Gil López.
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