Impresiones sobre MONAMBO, una novela de Pedro Diego Gil López.
MONAMBO es un chico
senegalés que vivía feliz en su poblado, en plena selva, en armonía con la naturaleza,
sin problemas ni complejos, hasta que le sorprendió la destrucción, la violencia
y la maldad. Una guerra tribal llegó a aquel rincón recóndito matando y
destruyendo. Lo perdió todo y a todos, y
huyó hacia ningún lugar con un shekere que le regaló su abuelo como único
equipaje. A partir de entonces
descubrirá un mundo lleno miserias y de maldades, habitado por una cantidad
enorme de gente increíble que antes jamás hubiera podido imaginar, y viviría una
odisea que le llevará a un largo viaje, incierto, hacia ninguna parte, o simplemente hacia un
mundo mejor o una vida mejor, o, sencillamente, una vida.
Su abuelo le decía que se encuentra más gente buena que mala,
pues, si no fuese así, el mundo dejaría de ser mundo y sería algo que no podría
contarse. Pero en su viaje es más la gente mala y sin escrúpulos ni empatía que
encuentra que la gente generosa y hospitalaria.
Me recuerda una película que vi recientemente, ADÚ, la cual
tiene muchas similitudes con esta novela, de un niño que emprende un largo
viaje sin saber a dónde y que le lleva desde Camerún hasta un centro de menores
en Melilla.
Se pone de manifiesto un gravísimo problema, pues cientos,
miles, y millones de africanos, huyen hacia Europa. Huyen del caos, de las
guerras, de la miseria, del desorden, de la destrucción, del espolio…
Monambo es una persona que no tiene maldad y que confía en la
gente, y al que le pasan cosas por ingenuo, por crédulo, y por confiado. Pues
al salir de su poblado destruido se encuentra con un mundo cruel y realmente
salvaje, lleno de miserias y de maldades, de penurias, de hambre y sed sufrida,
de maltrato de explotadores que lo gobiernan todo a su capricho bajo una férrea
ley religiosa.
Monambo es una novela necesaria. Necesaria para entrar en el
fondo de lo que muchos conocen superficialmente. Necesaria para tomar
conciencia y para hacerse eco del grave problema de miles de subsaharianos que
tratan desesperadamente de saltar a Europa. Un libro que, pese a su grosor,
engancha al lector, devorando página a página, siguiendo el viaje de este
africano de Senegal, viaje en el que le
pasan muchas cosas, en el que se encuentra de todo y del que no se sabe
ciertamente a dónde va a ir a parar. De engaño en engaño, presa de su
inocencia, su buena fe, su carencia de malicia y su ingenuidad. Una novela
llena de vaivenes. Que pone de
manifiesto la realidad que lleva años ocurriendo, el drama, y el problema. Pues
África entera no coge en Europa, y se debe de poner remedio en esos países
caóticos de donde está huyendo la gente masivamente, y no en Europa.
En ese, a ver… a ver…,
nos llevará hasta la página 459 que da fin a esta obra magistral del autor
ciezano Pedro Diego Gil López, publicada por Murcia Libro.
Juan Gil Palao.
Juan Gil Palao.
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